miércoles, 28 de octubre de 2020

Mi papá y mi abuelo

“…El tiempo, el único ser sagrado,

No te ayuda a entender el hoy,

Pero puede que lo entiendas mejor mañana…”


El otro día hablaba con mi esposa y recordaba a mi abuelo, el único que conocí, y pensaba en una estadística tristemente real en la que los hombres de mi familia, generalmente, no superan los 75 años.


Mi abuelo (el papá de mi mamá) murió cuando yo tenía 8 años y él tenía 72. Me parecía un abuelo re viejito, en ese momento. Suponía que era alto y después me di cuenta que era una cuestión de perspectiva. Tenía el pelo canoso, de la mitad de la cabeza para atrás, se peinaba con gomina, usaba unos anteojos similares a los que usaba Angeloz. Fue el mejor abuelo, simplemente porque fue mi abuelo.


Hoy hace un mes que murió mi papá y da la puta casualidad que también a los 72 años. Tampoco era tan alto ni tan grande como pensé que era. A lo mejor, en sus años de juventud si lo habrá sido. Tampoco sé qué tan grande o groso pudo haber sido. Fue un tipo, común y corriente que hizo lo que pudo y como pudo. Tenía ocurrencias que no sabías si era mejor abrazarlo, reírte o boludearlo, como cuando me dijo que el día que nos fuimos de luna de miel, él había escuchado el avión carretear. O como cuando me dijo “… ¿Sabés cuánto me cuesta el corte de pelo por día? ...”. Cuando me lo dijo, no lo entendí. Pensé ¿este tipo se corta el pelo todos los días?, ¿va a la peluquería y se corta un pelo por día? En fin, él te sacaba una cuenta en la cual dividía lo que le había costado el último corte de pelo en la cantidad de días de la próxima peluqueada. Eso te daba el cociente que era lo que hubiera ahorrado por día para pagar el corte…


No tenía el pelo canoso, pero sí con canas, y de a poco se le iban volando las pocas chapas que le quedaban. No usaba los anteojos como los que usaba mi abuelo, tampoco usaba, salvo para leer. No fue ese tipo re viejito que esperaba que fuera. Fue un gran abuelo, un gran suegro, un gran amigo, un excelente hermano y no sé si fue el mejor papá del mundo. Simplemente fue el mío.